Blogia
PAPEPLOCHO

SOBRE BURROS Y BURRADAS

Hace tres años aproximadamente, cuando yo todavía vivía con la Chinche en un sucio departamento, vimos la escena más surreal e impredecible que te puedes encontrar al filo de las tres de la mañana: Una banda de burros caminando en medio de la calle.

Inmediatamente llegó a mi mente el cuento de Pinocho, en el que los niños que estaban en la isla del placer se convertían en asnos. El cuadro te hacia imaginar que tal vez era una pandilla de gandallitas que finalmente recibió su merecido. Desgraciadamente en aquella ocasión ninguno de los dos traíamos cámara fotográfica alguna… Hoy finalmente me puedo defender contra todos aquellos que me llamaron loco, pues los he vuelto a ver. Y, aunque no sean los mismos, es una prueba irrefutable de que los burros existen, están entre nosotros y asisten a la escuela.

 

 

 

Hasta este punto sé lo que la mayoría debe estar pensando: Son inofensivos, no hacen otra cosa que comerse las flores de mal gusto que ponen en esas insípidas jardineras y no lastiman a nadie con los saludos que mandan.

Pues en verdad debo deciros que no es la primera vez que veo a estos guarros, ya en otra ocasión me los encontré a la mitad de la calle. Y recuerden mis palabras, tarde o temprano invadirán vuestros hogares.

0 comentarios